Hace 50 años, con fecha 7 de marzo de 1962, fui trasbordado desde el buque Insignia de la Escuadra Crucero “O`Higgins”, a la Base Aeronaval de El Belloto, la que albergó en sus comienzos, la reiniciación de actividades de la Aviación Naval, luego que el Presidente de la República General Don Carlos Ibáñez del Campo, firmara el 04 de Julio de 1953, el histórico Decreto con Fuerza de Ley, que devolvía a la Armada de Chile la facultad de adquirir, mantener y fomentar las tareas aeronavales de tanta importancia para el quehacer de la Institución, en su tarea primordial de
mantener y vigilar la soberanía marítima de nuestro país en el Pacífico.
Durante mi permanencia de 2 años en dicho recinto naval, pasé a formar parte con entusiasmo y dedicación de las tareas que desarrollaban los aviadores navales, en su intento de mantener viva la llama de sus predecesores, que elevaron a esta especialidad al máximo de eficiencia y que en el contexto histórico dieron brillo a la aviación naval, que había iniciado estas tareas ya en 1916, y que fue reconocida oficialmente por el Gobierno de Chile el 16 de marzo de 1923.
En esa época, fui testigo del esfuerzo desarrollado y la camaradería entre Oficiales, Suboficiales, Marineros y Grumetes existentes en ese recinto. En esta situación pude observar la llegada a esta Base Aeronaval de 2 poderosos helicópteros antisubmarinos, demostrando al poco tiempo su alta eficiencia y el profesionalismo de sus tripulaciones, al participar en múltiples acciones combinadas con unidades extranjeras, en jornadas memorables que destellan con brillo en la actualidad en las páginas de la aeronáutica nacional e internacional. Destacaron, entre otros, el Capitán de Corbeta Hernán Rivera Calderón y el Teniente Primero José Miguel Infante Fuenzalida.
Largo sería enumerar las diferentes labores cumplidas en esos años, por este eficiente grupo de marinos, que enalteció el prestigio de la Armada de Chile, tanto en el aire como en tierra. Basta recordar, que junto con cumplir sus trabajos específicos, como especialidad, su personal prestó constantemente, apoyo humanitario a las necesidades de la comunidad, que permanentemente solicitaba su ayuda, especialmente a las madres que requerían de este importante auxilio, ante el nacimiento de sus hijos. Al rememorar tan distinguida como sobresaliente actuación, quiero recordar con mucho afecto y rendir un homenaje, al Teniente Oscar Aranda Valverde y Sergio Mendoza Rojas. A los suboficiales Bernardo Inzunza Jéldres y Christian Vallejos Vásquez.
SANTIAGO, 09 de marzo de 2012
Atentamente,
Manuel Chamorro Moreno
Suboficial ( R ) Armada.