Columna: Marinas Públicas y Acceso al Mar

Noticias de Fundación Mar de Chile

‘En España se ha demostrado que 1 euro invertido en marinas genera 4,6 euros en negocios complementarios; eso no lo da el fútbol.

Chile, a pesar de contar con más de 80 mil kms. de costas destaca, lamentablemente, por dar la espalda al mar. 



‘En España se ha demostrado que 1 euro invertido en marinas genera 4,6 euros en negocios complementarios; eso no lo da el fútbol.

Chile, a pesar de contar con más de 80 mil kms. de costas destaca, lamentablemente, por dar la espalda al mar. Prueba de ello, es que sólo una de cada 6.500 personas posee una embarcación deportiva, en circunstancias que en países de similar desarrollo como Portugal, son una de cada 200 y, en países de antigua tradición náutica, como Finlandia, una de cada siete. Tampoco existen en Chile puertos deportivos adecuados, salvo siete pequeñas marinas pertenecientes a exclusivos clubes y otras tres en Angelmó. Cabe destacar, a modo de ejemplo, que en España existen 140.000 amarras en muelles públicos para embarcaciones; en nuestro país, sólo 650.  

La náutica es por sobre todo una industria que, en países avanzados, no tiene más que unas pocas décadas de antigüedad. La náutica no es excluyente ni exclusiva de personas ricas. Su democratización dependerá de la capacidad del país para invertir en puertos deportivos que permitan el acceso al mar a sectores más amplios de la población. Los agoreros dirán que el país es pobre, sin embargo, en los últimos años se invierten cerca de US$500 millones en remodelar estadios de fútbol y, recientemente, se agregaron US$100 millones para centros deportivos, que con certeza no lograrán el retorno económico que generaría un décimo de esos recursos invertidos en la industria náutica. 

 

En España se ha demostrado que 1 euro invertido en marinas genera 4,6 euros en negocios complementarios; eso no lo da el fútbol.

 

Además, Chile presenta un enorme potencial como receptor de yates extranjeros. La tecnología disponible hoy para navegar aproxima los maravillosos canales del sur de Chile, a las miles de embarcaciones que atiborran las marinas del mundo, amén de la industria de chárter que se generaría. Pero, para que ello ocurra, debe existir a lo largo de nuestra costa, incluso en Isla de Pascua, una escalera de puertos deportivos, acompañado de una legislación aduanera que facilite largas estadías a los yates extranjeros.

 

En suma, Chile merece esta nueva actividad económica y se requiere la articulación del Estado para crear una virtuosa alianza pública-privada, que facilite el desarrollo de la náutica.

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