Ayer jueves 22 de marzo, en Puerto Varas (Región de Los Lagos), cerca de 100 personas relacionadas con la industria del salmón se reunieron en torno al seminario organizado por Atlantium y que se llamó «Recuperación de la industria salmonicultora: ¿Cómo hacer el modelo sustentable» |
En la oportunidad, los cincos expositores entregaron sus visiones desde los ámbitos normativos, productivos, sociales, comerciales y financieros. En resumen, se adelantó que la industria se proyecta positivamente si logra coordinarse y proteger su entorno. El encargado de inaugurar el evento, que contó con el patrocinio de AQUA, fue el vicepresidente de Atlantium, Yariv Abramovich, quien se refirió al crecimiento que ha tenido la empresa israelí especializada en el tratamiento de aguas y que la ha llevado, por ejemplo, a proveer con sus tecnologías a industrias como la de alimentos y bebidas, donde destaca Coca Cola, o la salmonicultura nacional. Sobre esta última dijo que es «la más grande y apasionante para nosotros en Chile». Evolución normativa La jefa de la Unidad de Acuicultura del Sernapesca, Alicia Gallardo, se refirió al «Pasado, presente y futuro del marco legal en la industria salmonicultura chilena», ocasión donde destacó los avances que ha presentado la normativa desde la aparición del virus ISA en julio del 2007. Entre los puntos del «pasado», la autoridad resaltó que la vigilancia oficial se realizaba cada tres meses, que el ISA y el Cáligus no estaban listados y, «por lo tanto, sin vigilancia activa». Es más, Sernapesca solo contaba con dos veterinarios para realizar inspecciones en las regiones de Los Lagos y Aysén. Respecto del estatus de la bioseguridad (bioexclusión), Gallardo reconoció la falta de controles sanitarios, la ausencia de tratamientos de los afluentes de las pisciculturas y de las complejas redes existentes en la etapa de agua dulce. En definitiva, «los patógenos estaban en el agua». Sobre la bioseguridad interna, la autoridad dijo que no habían mecanismos de alerta temprana, que el muestreo no estaba regulado, existía un alto consumo de antibióticos y el manejo de la mortalidad era deficitario. Todo lo anterior «hizo que el ISA se manifestara en un sistema intensivo», dijo. Con la llegada del ISA, públicos y privados se pusieron a trabajar en la elaboración de medidas y ya en agosto del 2007 se aprobó un plan de contingencia y, poco después, se elaboró un plan de caligidosis. En el 2008, en tanto, se instauraron restricciones a la importación de ovas, se implantó el certificado de control de movimiento de peces, se emitió una norma técnica para tratar los efluentes de las plantas de proceso de salmónidos y, en octubre, «apareció el programa de control de ISA», resaltó Gallardo. Para el 2009, la industria pudo contar con una vacuna contra ISA, se comienza a aplicar el sistema de «barrios» y se modificó el RESA. Un año después, la industria tenía la nueva Ley General de Pesca y Acuicultura, «un marco legal totalmente distinto al del 2007», apuntó la autoridad. Durante el año pasado, apareció el RESA, el cual está enfocado en la gestión de los riesgos y contempla, por ejemplo, el score de riesgos. «Con todo esto hoy hemos logrado tener un status sanitario mejor que el de 2007», destacó la representante del Sernapesca. Al concluir su presentación, la jefa de la Unidad de Acuicultura del Sernapesca reflexionó respecto de los desafíos que tiene el sector público-privado hacia el futuro, nombrando la implantación y validación del nuevo modelo, así como «una mejor comunicación y transparencia en el manejo de la información». Los riesgos de crecer El gerente de Farming de Salmones Magallanes y senior advisor de Atlantium, Óscar Garay, entregó su «Visión productiva» de la actividad donde analizó los principales indicadores de la salmonicultura. Entre los que han mejorado en el período 2010-2011 se encuentra el rendimiento de los smolt, que hoy se sitúa en 4,5 kg/smolt, mientras que el de Noruega es cercano a los 4 kg/smolt. También se considera el FCR (e), que pasó de 1,6 a 1,2; y la mortalidad, que varió de 17% (grupos cerrados) a 6% (grupos cerrados). Los que han empeorado son el número de Cáligus por pez, que fue de 2,6 (2010) a 3,06 (2011); y la biomasa producida por hectárea, que pasó de 217 t a 251 t el año pasado. Dentro de los aspectos que se podrían mejorar en la producción de salmónidos se encuentra la reducción de los costos de producción, que se mueven entre los US$ 4,38 kg (el menos eficiente) y los US$ 2,63 (el más eficiente). Como una forma de hacer el modelo productivo más sustentable, Óscar Garay llamó a los presentes a controlar de mejor forma el Cáligus, disponer adecuadamente la mortalidad, respetar el descanso de los centros, analizar la capacidad de carga de las áreas de cultivo, eliminar los peces enfermos y trabajar en forma conjunta, entre otros. Salmonicultura y comunidad El sociólogo Claudio Pérez participó en la realización de una encuesta en las regiones salmonicultoras y que tuvo como objetivo conocer la percepción de la comunidad respecto de la industria del salmón. Para ello se consultó a 1.065 personas mayores de 25 años en el formato «cara a cara» y donde el resultado obtenido considera un error muestral de 3% y un nivel de confianza de 95%. «La industria del salmón es importante para el desarrollo de la región» fue una de las primeras conclusiones que destacó Pérez, además de recalcar que «la industria tiene una peor percepción de sí misma de lo que la ciudadanía percibe». Entre las principales características que los consultados destacan de la actividad se encuentra que es una fuente importante de trabajo, pero que no se ha preocupado de entregar «beneficios a la comunidad». Además, reconocen saber poco de lo que implica el cultivo de peces y, por lo tanto, culpan al sector de contaminar el medio ambiente o de que el virus ISA «tiene consecuencias para el medio ambiente. Esto sirve como llamado para que los salmonicultores se preocupen de informar correctamente a la comunidad». Producción y precios El experimentado y reconocido Rafael Puga abordó las tendencias de los mercados del salmón y donde, de partida, dijo sentirse «más optimista hacia el futuro» ya que si bien los precios del salmón son muy sensibles a aumentos productivos por sobre el 5%, prueba de ellos son las crisis que vivió la salmonicultura nacional el 2001 y 2007, se espera que la demanda siga creciendo sostenidamente a nivel mundial. Sobre el presente año, reconoció que será un tanto negativo para la producción nacional, «ya que se proyecta que la oferta aumente por sobre el 15%, lo que podría impactar los precios. Sin embargo, se espera que en el 2013 el alza sea cercana al 4,8%», aseguró Puga. A juicio de Puga, la mejor forma de enfrentar las variaciones de los mercados es a través de un trabajo conjunto que permita aumentar el consumo. «Esto se puede lograr desarrollando nuevos empaques y productos. En definitiva, se debe mejorar la experiencia del consumidor». De todas formas, el ejecutivo recalcó que la industria «debe racionalizar la oferta». Financiamiento La analista de LarraínVial, Patricia Pellegrini, se refirió a las fuentes de financiamiento que requerirá la industria de cara al futuro y considerando los menores precios que tiene el salmón. De hecho, esto último llevó a las empresas menos eficientes, y con menos caja, a «sincerar su crecimiento», recalcó Pellegrini. Sobre las fuentes de financiamiento, la especialista detalló que «l alto nivel de provisiones que tienen actualmente los bancos reduce significativamente su disposición a renegociar con las compañías. Por esto, «esperamos que sean ellos mismos quienes induzcan a la consolidación en la industria a través de fusiones de distintas empresas. Ante los bajos niveles actuales de caja de las compañías, esta consolidación debería materializarse mayormente a través de canje de acciones». La jornada culminó con una interesante mesa redonda.
|