HUNDIMIENTO DEL MINADOR “FOURNIER”
La desaparición en las aguas australes del Rastreador de mi nas -4 “Fournier” de la Armada Argentina a fines de septiembre de 1949, causó alarma general en la zona y ante esta incierta situación la Marina chilena dispuso que el patrullero “Lautaro”, al mando del Capitán de Corbeta, Víctor Wilson Amenábar, la barcaza “Isaza” y el remolcador de alta mar “Colo Colo” zarparan en su rebusca. Simultáneamente se incorporaron a esta actividad las fragatas argentinas “Azopardo” y “Hércules”, el buque hidrográfico “Bahía Blanca” y el aviso “Spiro”, mientras que aviones de ambos países hacían observaciones desde el aire, abarcando una amplia zona
Luego de varios días de ansiedad y desconocimiento de la suerte de los ya seguros náufragos, un avión de la Base Chilena de Bahía Catalina, descubrió al sur del Estrecho de Magallanes una gran mancha de aceite, mientras que el patrullero “Lautaro” al acercarse a la entrada del Canal Gabriel por el norte, descubrió en la playa de Punta Cono el cadáver de un marino. Luego fotografías tomada desde el mismo avión llevaron al navío chileno a un punto exacto, donde verificó la presencia de restos náufragos del “Fournier” todos ellos varados en la playa y una balsa partida en dos
Esos cadáveres correspondían al Comandante , su Segundo de a bordo, al oficial de guardia, un timonel y un señalero, es decir, a todos aquellos que se encontraban en el Puente de Mando al momento del naufragio y que lograron tomar una balsa cercana con la última esperanza de salvación ante el hundimiento inminente..Las heladas aguas del Estrecho de Magallanes no permiten a un ser humano soportar por algunas horas sus bajas temperaturas y esas fueron las causas de su deceso. Los restos fueron llevados a Punta Arenas y sepultados transitoriamente en el Mausoleo de la Armada de Chile con los honores militares de rigor..
Sin embargo la búsqueda continuó con esmero durante quince días por el patrullero “Lautaro”, la barcaza “Isaza” chilenos y el “Bahía Blanca” y “Spiro” argentino y una vez agotada la búsqueda y transcurrido ese tiempo, los cuatro buques se reunieron en el punto donde el “Fournier” encontró su tumba y mientras el corneta del “Lautaro” tocaba silencio, cada buque lanzó al mar una corona de flores en homenaje a tan infortunados marinos que sucumbieron ante un temporal que los sorprendió en su mayor intensidad y desatada furia. Paralelamente a esta ceremonia se cambiaron sendas comunicaciones de recíproca confraternidad y compañerismo como tributo fraternal rendido en aguas chilenas a los marinos argentinos caídos en acto del servicio y en cumplimiento del deber hace 65 años, de la Historia Naval de Chile de don Rodrigo Fuenzalida Bade.
Atentamente
Suboficial (RN) Armada
29 de septiembre de 2016.